23 agosto 2009

Eso fue lo que pasó

Ocurre que una vez alguien me dijo cuando leyó alguno de mis escritos (o talvez fueron varios de ellos) que debía leer más, que me faltaba técnica para que mis palabras fueran más aptas para ser leídas.
Y me encerré en los libros, buscando formas, colores, olores en cada párrafo, tratando de descubrir que me hacia falta.
Así terminé muchas de mis tardes en una biblioteca o en una hamaca disfrutando de Milan Kundera, de Papini, de Oscar Wilde, inclusive creo que alguna vez, terminé buscando mis escritos en un tal García Marquez (nunca me gustó la manera de escribir de ese autor y disculpen para todo aquel que lo admira, quizás tampoco aprendí a leer)
Y nunca encontré esa pieza que me faltaba esas letras que los demás comprendieran.
Pero es que ocurre que a veces mi día empieza cuando el sol se pone.
Y ocurre que a veces el perder 8 minutos de mi vida con un cigarrillo me hace apreciarla media hora después.
Ocurre que a veces siento que la vida es lo que vendrá, dejando pasar el hoy.
Ocurre que a veces deseo estar con aquella persona que obligué a salir hace tiempo atrás.
Ocurre que a veces los imposibles se vuelven mi meta a alcanzar.
Sucede que a veces cuando necesito de un amigo, prefiero encerrarme en las cobijas de mi cama y así despertar únicamente con mi almohada al lado.
Y al final sucedio que se me olvidó escribir.

No hay comentarios: