29 octubre 2011

Me he quedado sin palabras, sin retratos, sin silencios, me he quedado sin roces de peligrosas miradas, sin auxilios de desencantados misterios, me he quedado con la tortura del ruido.
Y acá me ven nuevamente en el telar de la imaginación, procurando encontrar esa antorcha extinta en algún lugar de mi pensamiento, extinta por los nuevos placeres humanos que se derivan de la osadía de caminar de a dos a travez del oasis de quimeras, de quimeras risueñas y utópicas, en el oasis de sueños gratificantes,  (está vez sí aún dormidos).
Me dediqué a caminar en una telaraña de riachuelos dorados, y durante el camino,  viví y me olvidé de mis letras, de mis peros, de mis por qués?, pero después de 15 días de lluvia, he retornado al cuarto de las incertidumbres abundantes de mi ilusión, y al asomarme por la puerta enana de ese rincón fui atraída nuevamente por un conejo saltarín diciendo " «¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde".  Así que aquí me tienen nuevamente buscando la manera de como atermorizar al reloj mediante el paso lento del hoy.

1 comentario:

Alejo Z. dijo...

Te quedaste de a-dos, nadando en la apasible marea del placer que...mmm adormece algunas neuronas: como es de esperar, porque si no uh.
Ya no es tan tarde Alicia, aunque sea por un momento recobraste la locura y paraste las manecillas del reloj.