24 mayo 2010


Saben esta vez lo noté, mientras disfrutaba del ruido de la disputa resuelta. Sus palabras está vez parecían verdaderas, como si quisiera que mientras las pronunciaba se fueran convirtiendo en realidad. 

Esta vez su voz no se quebró, ni si quiera bajó la voz, como si no le importara que mi sueño hubiese sido alterado por su grito... esta vez alzó la mirada mientras habló.

Mientras Morfeo me soltaba de golpe, sus palabras se fueron volviendo más claras, más coherentes, e irremediablemente cada vez más sinceras.  Esta vez sus palabras fueron reales, sus gestos fueron reales, su tranquilida fue real, y sus deseos fueron mortales.
Mi mente atrapada en el dolor provocado,  me impiden hoy susurrarle con un grito lo que el silencio se ha adueñado.
Saben esta noche lo noté, cuando a pesar de mi mirada acusadora, su brazo tembló únicamente por la brisa de la madrugada.  Ya había permitido que las arrugas cegarán sus ojos, que sus canas rozaran sus heridas, fue como si finalmente cumplimiera su promesa de ¨esta vez no vuelvo más", pues, apesar de su presencia a mi lado.. nunca regresó.

Y quise no notarlo, quise no percatarme de su odio y resignación y quise no darme cuenta que sus manos sólo descansaban y quise no fijarme que su mirada estaba vacía y quise no saber que era infeliz.
Fue entonces que soñé que aún estaba dormida,  que la esperanza la encontramos en el cajón al lado de las promesas rotas, de los NUNCA y los SIEMPRE, y soñé que su amor lo salvaba, soñé que mi presencia lo encantaba y lo hacía bailar y saltar sobre las nubes de algodón que alguna vez me dibujó.
Soñé  que aún corría a darme la mano al verme caer...  pero desperté.... y saben esta vez comprendí que mis intentos estaban debilitados....y esa verdad desgarró mi traje de princesa, junto con ese parche de seda que te deja sin respiración si se le ocurre dejar de latir.

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